sábado, 9 de junio de 2012

Ojos que oyen





Detalle de Santa Lucía de Francesco de Cossa, 1473.




Hace unos días leí las primeras páginas de la obra de Steve Moore,  La novela, una historia alternativa.  En pdf,  gracias a José Luis Amores que  las ha traducido y  ha obtenido el permiso del autor para colgarlo en internet.    
No  había leído nada de ellos,  ni tenía noticias de la existencia  de un libro que es un compendio  de conocimiento libresco,  mundano y  sesudo, aunque esto último  suena bastante mal.  Steve Moore pone al servicio  de los lectores su erudición literaria, un juicio preciso sobre lo que en su opinión es la novela,  la narración y desmonta, sin pedantería ni prejuicios canónicos,  tópicos que circulan como dogmas de fe por los suplementos literarios sean de postín  o de medio pelo.
Historia de la novela desde el siglo IV a. C, sin ahorrar   alegres consideraciones sobre autores  que arrasan (legibles) y otros que crean arte cuando escriben, estos últimos pertenecen a  la categoría  innovadora,  inconformistas que les trae al pairo  gustar al lector medio y a los  gurús de las editoriales.

Todas las tramas que podamos imaginar ya han sido escritas antes,  en realidad, media docena  de argumentos con algunas variantes y para de contar.  Para escribir una novela con sustancia, cualquier historia vale, la diferencia entre  un churro  de amplio espectro lector  o una estimulante narración es que esta última emociona, enseña  y  desvela algo que desconocíamos hasta ese momento.  


Hace unos años me prendé de una historia que quise convertir en novela.  El 15 de agosto de 1977, a las 23:16 horas, el radiotelescopio  Big ear,  con la ayuda de un procesador IBM  transformó en código alfanumérico,  una señal recibida desde el espacio, en la frecuencia  1.4GHz, la duración de la señal  fue de 72 segundos,  el tiempo que el  telescopio tardaba  en observar un punto preciso del espacio. 
El astrónomo Jerry Ehman, anotó  la exclamación WOW!  en el margen  del papel junto al código  6EQUJ5, una señal procedente de la constelación de Sagitario,   30 veces más potente de lo esperado y en una frecuencia prohibida.  Se descartó por imposible que procediera de satélites artificiales, emisiones terrestres,  y cualquier otro origen  humano. 
El esquivo Wow,  es un libro que acaba de publicar el astrónomo Robert Gray  sobre la historia de la señal enigmática, de la que se sigue sin saber nada.  Podría ser una buena  novela, aunque esa no sea la intención del autor. Tiene misterio, conflictos institucionales,  lucha de egos,  recortes presupuestarios, estúpidas  decisiones políticas y hasta una pizca de amor –por la astrofísica-.             

11 comentarios:

  1. Madame, suena realmente apasionante, como todo lo que usted nos cuenta. Acabo de proponerme buscar cuanto antes ese libro. Muchas gracias por hablarnos de él.

    Buenas noches

    Bisous

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    1. No pongas en duda de que no estamos solos...Que tenemos compañía, que la hemos tenido y que la tendremos, es más que evidente, otra cosa es que interesa al sistema el decirlo...salut

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    2. Si se refiere al de Moore, seguro que lo disfrutará y el del astrónomo es muy entretenido.

      Bisous.

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    3. Yo tampoco tengo dudas, no estamos solos. No sabemos si las otras inteligencias tendrán el aspecto de una medusa, lombriz o se parecerán a nosotros. Algún día habrá un contacto con esas otras inteligencias. Quizás tengamos suerte y podamos verlo.
      Un abrazo

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  2. Querida Amaltea, no parece que hayan argumentos nuevos, todo está escrito en los clásicos, nihil novum sub sole, ya sabes de mi afición a la lectura de los autores antiguos, en realidad, doy poca importancia a la originalidad de un texto, cuenta más -creo- el aspecto formal, el cómo está escrito.
    Por otra parte, creo que sería presuntuoso pensar que también nosotros somos originales, que estamos solos, nada de eso, por ahí seguro que andan otros personajes, quizás en alguna luna pequeñita más o menos cercana a Júpiter.
    Salud

    Francesc Cornadó

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  3. Yo también creo muy posible que no estemos solos. No sé si será en algún planeta de algún sistema estelar de Sagitario, de otras nebulosas, de otras galaxias o incluso de otros universos o de algún anti todo eso que ya he dicho.
    He estado mirando la distancia que nos separa de las estrellas más próximas de Sagitario, que no están excesivamente lejos: ciento y pico o doscientos años luz; y es posible que si por allí hay alguien, estén a punto de recibir una señal nuestra dentro de unos…, digamos ¿setenta u ochenta años? Y es de suponer que ahora ciento y pico o doscientos años después de enviar ellos aquella señal hayan mejorado mucho, como nosostros, y quizas estemos en disposición de conocernos. Me pregunto, si podríamos quedar a medio camino. Y pudiera ser que no hiciera falta un novelista para contárnoslo.
    Sea como sea, esa novela sobre aquella radioseñal, usted lo dice bien, parece tener los ingredientes precisos para hacer pasar un buen rato.
    Ha sido un placer leer su entrada. Un saludo.

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  4. Francesc, desde luego, sabes bien de lo que hablo porque tus notables recursos estilísticos te distinguen.
    Nada es original, la diferencia es el cómo. Pongamos por caso la historia de una adúltera con final fatal -para ella-, pues tenemos una noticia de seis líneas, también una telenovela previsible y sin enjundia o Madame Bovary y Ana Karenina. La trama es la misma.
    En esa luna pequeñita, o en cualquier otra, habrá, como dices, personajes que confío sean pacíficos y con buena conversación.

    Un abrazo.

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  5. Me faltan luces y me sobran rayos, mi querida Amaltea...

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    1. Los rayos traen luz que deslumbra, así que no te falta de ná.

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  6. Si nos atenemos a que nada puede viajar mas rápido que la luz (c) y que esos lugares donde puedan existir otras formas de vida pudieran estar en sistemas cercanos como pudieran ser las Nubes de Magallanes 150.000 años-luz aproximadamente (la mas cercana) no llegaríamos nunca.

    Ahora un poquito de Cienca Ficción:

    Integrémonos en Star Trek como tripulación de una nave Enterprise de última generación.

    Tendríamos todas las posibilidades de llegar a sitios muy, muy lejanos, encontraríamos gran variedad de formas de vida, desde la irracional hasta la racional. Confraternizaríamos y ya podríamos decir que no estamos solos.

    Ahora volvamos a la realidad.

    Por el hecho de ser todos los de nuestra especie iguales y estar confinados a este planeta como colectivo ¿podemos decir que estamos solos? o la realidad es que nos hemos confinado en nuestro propio yo.

    Exploremos nuestra sociedad y nuestro medio seguro que cuando nuestros descendientes terminen ya tendrán su Enterprise.



    Buenas noches a tod@s.

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  7. Que podamos contactar con vida inteligente extraterrestre es cuestión de tiempo, si antes no sobreviene la extinción de la humanidad. No me parece incompatible explorar la sociedad, como dices, y extender nuestra curiosidad y conocimiento fuera de las fronteras de la Tierra. La imaginación es el gran motor que hay detrás de los hallazgos y descubrimientos. Alguien imaginó un día una pantalla y un teclado que conectara a millones de personas, y hete aquí que gracias a esa idea estamos aquí.
    Nuestra Enterprise es donde vivimos, un planeta que se mueve alrededor del Sol a 107 118 Km./hora
    Velocidad a la que el Sol arrastra a la Tierra alrededor del centro de la Vía Láctea: 273,58 Km./segundo
    Velocidad a la que la Vía Láctea se traslada en el espacio: más de 270 Km./s. Si casi siento el viento solar en la cara.

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