lunes, 20 de febrero de 2012

¿Escribir? pero si es muy fácil



Sol in cor de leonis, detalle del retrato de de Johannes Kleberger, 1525. Albert Durero


Hace unos días asistí  a una comida en la que uno de los invitados trataba de demostrar que  existía un conocimiento secreto en manos de unos pocos.  Apenas una docena de personas  están al tanto del  secreto, saben cómo controlar la sociedad, qué guerras se preparan  y  cómo  y dónde  tendrán lugar  las revueltas sociales

Si sólo unos pocos conocen esa información vetada al resto de siete mil millones de habitantes, era evidente que él era uno de los elegidos, le dije.   Sonrió con satisfacción. En realidad, me contestó, no soy  uno de ellos, la  información la he obtenido por medios que no estoy autorizado a revelar. 

Y siguió  comiendo su lubina a la espalda, sin perder la expresión beatífica de quien pudiendo  destruir el mundo en un segundo, prefiere seguir el vuelo de una  mosca.

La existencia de un poder oculto en posesión de documentos prohibidos y de un saber que conduce al abismo o al paraíso, es una fuente de inspiración inagotable para algunos escritores.  Las verdades secretas  vinculadas a la religión y la magia, a un poder sagrado del que brota el conocimiento  atemporal y perenne,  son interesantes motivos para escribir novelones de seiscientas páginas. 

Mujer con unicornio. Raffaelo Sanzio, 1505.
 
La saga de novelas basadas en el misterio, en las que se mezclan las más rocambolescas -e hilarantes- tramas ha dado pie a un blog desternillante, en el que pulsando F5, se activa un archivo del que emergerá el esqueleto de un guión, a disposición de quien tenga el capricho de  convertirse en escritor de best-seller que traten de  magia y arte pictórico, templarios y Banco Mundial, tesoros y cibernética, papiros y  extraterreste y etcétera. Crea tu propia novela

El creador del blog, un benefactor de la humanidad, regala argumentos sin pedir nada a cambio.   Con este inteligente juego demuestra cómo los saberes ocultos que ansía conocer  la humanidad son irresistibles y venden muy bien. Claro que eso ya lo sabía Chaucer, cuando escribió: prohibidnos algo y lo desearemos.

Un elemento  sobresaliente del blog es que, sin pretenderlo,  señala una obviedad: que la literatura del siglo XXI, está en un proceso de destrucción, cambio y acomodación a la sobrehumana cantidad de información que recibimos, que no de conocimiento (Nasbitt) y que las generaciones de nuevos lectores manejan  formatos que imponen otra manera de leer.  

Mientras tanto, el  guardián de  todos los secretos, estaba ya en los postres, rechupándose la cucharilla con  la que rebañaba el resto de flan, cuando suspiró con nostalgia y entornó los ojos. Puedo describir sus gestos con toda precisión porque no le quitaba el ojo de encima, con disimulo y en barridos sucesivos, como  quien no quiere la cosa.  Insistí en que me diera alguna prueba de su saber prohibido.
Reconocerás a los que están en posesión del secreto por un símbolo, el cuadrado  con eje de abscisas, que lo divide  en cuatro cuadrantes, tal es su poder que define todo lo que hay que saber en este mundo.
 Entonces, su mujer, que estaba en la otra punta de la mesa, le gritó: ¡Manolo, haz el favor de darte prisa que dentro de media hora tienes la  presentación de tu libro!  

            

 

lunes, 6 de febrero de 2012

La negritud

Imagen del blog, Shakespeare politics and Italy.



Una de las actividades más entretenidas es la que consiste en seguir la pista de  las novelas escritas por autores muertos en la flor de su éxito comercial. Como por arte de magia, en cuanto  el escritor pasa a la categoría de difunto, sus deudos y editores descubren que tenía escrita una o varias novelas, diarios, reflexiones y etcétera, a punto para ser publicarse cuanto antes.  Por ejemplo, el autor de best sellers Robert Ludlum: su producción novelística es superior ahora que ha pasado a mejor vida, que antes, cuando era mortal.

Otra diversión inocente es la de adivinar qué escritores célebres tienen negros. Quienes se dedican a escribir a destajo en el nombre de otros,  son personas  que se caracteriza por su humildad y por dominar el arte de las evasivas. Es necesario que posean astucia e imaginación -ésta última, imprescindible- para eliminar la sospecha cuando familia y  conocidos se interesan por su fuente de ingresos.         




Uno de los escritores millonarios y de más éxito editorial es el famoso Tom Clancy,  reconocida marca comercial que recauda cantidades astronómicas por sus novelas y  las adaptaciones cinematográficas de las mismas.  Reconoce la editorial y él propio  Clancy, que dispone de un equipo de colaboradores para montar la historia, recopilar datos, escribir capítulos y ensamblar la trama. De la supervisión del trabajo   se encarga el escritor y  la editorial. Todo funciona como una perfecta cadena de producción.
 
El universo de los negros no se reduce a la literatura, también en las artes plásticas y  en la investigación científica se produce el mismo fenómeno, que se concreta en la voluntad de seguir haciendo caja cuando la inspiración, la enfermedad, la muerte o la pereza, ha dejado fuera de juego al famoso. No es nada nuevo.  Ser  negro mediante contrato laboral  no causa más molestias que cualquier otro trabajo asalariado,  pero  si  la relación laboral es para crear, inventar, descubrir  y tu obra acaba con el nombre de otros, entonces al explotado con tan malas artes le sale un sarpullido rebelde e incurable.

Un  caso celebre de usurpación de la creatividad y el esfuerzo es el que sufrió el  científico Nikola Tesla.   Acaba de publicarse una biografía escrita por Jean Echenoz, no la he leído pero sin duda recogerá la desgraciada relación de Nikola Tesla con sus empleadores. 
 
Desde Edison a Westinghouse y Marconi, todos ellos, se aprovecharon de la genialidad de este científico a quien no sólo le arrebataron la autoría y las ganancias de sus inventos, sino que sufrió todo tipo de difamaciones y falsedades sobre su persona y actividades.


Hace seis años leí un artículo sobre este genial inventor, que por aquel  entonces no conocía.  Busqué todo lo que había publicado sobre él, y hay mucho, incluso existe una Instituto-fundación  Tesla en Nueva York,  ciudad donde vivió desde que abandonó  Serbia,  lugar de su nacimiento.


La vida de Tesla es apasionante, está plagada de sucesos raros, incluso  su  propia muerte tiene todos los ingredientes para barruntar  que sus inventos alcanzan una trascendencia  que supera  los límites de la ciencia clásica. Cuando murió, agentes del FBI entraron en la habitación del hotel donde residía para llevarse todos los papeles. Esta información la encontré en las biografías, relatada por una sobrina que dijo  haber encontrado la habitación limpia. Sin embargo, en la página oficial del FBI niegan, con bastante ironía, por cierto, que existan esos archivos. Todo lo anterior contribuye a que exista una variopinta lista de teorías conspiradoras basadas en las invenciones secretas, ocultas al público por la susodicha y distinguida agencia federal de investigación.   

En 1976 se subastaron tres cajas con papeles de Tesla que fueron adjudicadas por veinticinco dólares. El nuevo propietario se llevó el lote sin saber que pertenecían al científico, o sí lo sabía pero le importaba un rábano, porque el buen hombre las apiló en un rincón y se olvido de ellas.  Unos años más tarde denunció  que tres hombres, vestidos de negro, precisó a la policía,  entraron por la fuerza en su casa  para robarle las cajas. 

Otro misterio sin resolver,  porque  en qué cabeza cabe que alguien puje para llevarse un lote y luego lo olvide sin que le pique la curiosidad por saber qué hay escrito en los centenares de páginas sueltas y varios cuadernos. Los ladrones iban vestidos de negro y se llevaron las cajas, como si fueran de la funeraria.
En fin, alguien miente: el FBI, el adjudicatario o la sobrina. Quizás los tres. Me gustaría saber si los hombres vestidos de negro, trataron con respeto los papeles póstumos de Nikola Tesla.