viernes, 4 de marzo de 2011






Es lo que llevo en mi  de desconocido lo que me hace yo, frase que pronunció Monsieur Teste, pariente de Ulrich, el hombre sin atributos de Mussil, según refiere la novela  El mal de Montano, del escritor Enrique Vila-Matas.  Monsieur Teste pretendía escribir la vida de una teoría, como se hizo antes y también ahora,  con la vida de una pasión. Con tal objetivo  Monsieur Teste llenaba su diario personal con las vicisitudes de su mente,  sin salirse de la estrechez de lo que identificaba como su yo.
¿Cabe mayor horror –y error-  que andar observándose a una misma con el fin de  anotar la errática y absurda senda de los  pensamientos?
Durante una semana de mi vida me propuse escribir un diario, y dado mi  temperamento,  las anotaciones eran cada día más breves, menos introspectivas  y los  asuntos que reflejaba más anodinos hasta que el último día  del experimento anoté:  hoy me he levantado  a las siete –cosa normal si quería llegar al trabajo a las 8 de  la mañana- Al mediodía he comido con fulanito y menganita, la comida nos ha costado 1000 pesetas, pues era el menú económico. Durante la comida hemos hablado de lo muy imbécil que es X – en esa época nuestro jefe, en el diario omití el nombre real, eso ya dice mucho de la prudente manera, por no decir cobarde, con la que daba cuenta de las personas que me perturbaban, (cabreaban)  en mi  vida. Seguía el diario de este modo: al llegar a casa  encendí el aire acondicionado – era julio y estábamos a 30 grados a la sombra- se oyó un ronquido y luego  un estertor de muerte, las paletas se cimbrearon con la última bocanada de aire fresco  y luego el silencio anunció que el aparato acababa de dejarme en la  estacada-. Estas fueron las últimas y  ridículas palabras con las que quise expresar de manera literaria  una avería que costó un ojo de la cara.
Yo quería escribir como Anthony Powell, quería que mi diario fuera una crónica de las postrimerías –esta palabra ha quedado de miedo- de los años noventa, Una danza para la música del tiempo, a mi manera, con un estilo personal que diera cuenta de lo que era la Barcelona de los últimos años del siglo XX. A la vista está que no  tenía cualidades para tal empresa y, lo más importante, que en esos años el único suelo urbano que pisaba era el de Girona, el Call y sus alrededores. Y esa circunstancia, banal en apariencia, malogró  mi incipiente carrera de escritora verité.         


Hierarchy Aparences.  Rafal Olbinsky
American Gallery.

20 comentarios:

  1. Pues yo creo que aún no está dicha la última palabra, madame. Una persona a la que se le estropea el aire acondicionado mientras soporta tales temperaturas y tiene presencia de ánimo suficiente para escribir que "se oyó un ronquido y luego un estertor de muerte, las paletas se cimbrearon con la última bocanada de aire fresco y luego el silencio anunció que el aparato acababa de dejarme en la estacada", solo puede ser escritora, se ponga como se ponga.
    Madame, no se puede escapar al destino, por más rodeos que demos por la vida.

    Buenas noches

    Bisous

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  2. Sus palabras abren una puerta a la esperanza. Reconsideraré mi vocación, aunque creo que es dificil que pueda superar la imagen del cimbreo de las paletas del aire acondicionado.

    Buenas noches y bisous de vuelta.

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  3. Veamos: su escritura requiere lectura individual y ojos fríos ¡Dios del verbo, del sustantivo y del adjetivo! Siga usted con el recado de escribir y no dé cuartelillo al rey enemigo que a todos nos habita. Es mi parecer, sometido a cualquier otro mejor fundado.

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  4. Manuel, con ojos fríos no, que da miedo. Una se divierte dándole a la tecla. Con este entretenimiento y lectores tan bien dispuestos, me sobra alegría para repartir.

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  5. La escritura convertida en arte para desnudar el alma y mostrar el verdadero yo. Conforme se va leyendo uno siente esa Sinceridad, sencillez y pureza del ánimo y acaba impregnado con una sensación apacible y cálida.

    Gracias.

    Pako.

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  6. Pako, si esas sensaciones que percibes son consecuencia de lo que has leído, pues ojalá pueda seguir escribiendo para que alguien como tú sienta esa pizca de calidez.

    Un abrazo y gracias.

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  7. Amaltea, es asombroso, ya otras veces hemos coincidido en la selección de imágenes. Esta misma imagen la puse yo en mi post ilustrando el poema de Adam Zagajewski "Intenta celebrar el mundo mutilado". La obra de Rafal Oblinski recuerda a Hopper, son artistas que parecen expresar un mundo solitario con fisuras inquietantes.
    Salud
    Francesc Cornadó

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  8. "Elverdadero escritor,como la verdadera riqueza,se reconoce no por los tesoros que posee, sino por su capacidad para hacer que se vuelvan preciosas las cosas que toca.Es como una luz que, invisible en sí misma, calienta y hace visible el mundo".

    Flor de fuego

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  9. Sobre coincidencias ¿no será que pertenecemos a la misma generación y compartimos referentes? O más sencillo -invoco a Jung- estas "coincidencias" han de tener un significado. Esto se está poniendo interesante, mi próxima imagen de post va a ser barroca. Seguro que te encanta.

    Saludos

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  10. Flor de fuego, y no sólo el verdadero escritor, ante la presencia de un "verdadero" cultive una de las siete artes, todas o ninguna, sentimos un calorcillo que reconforta. Sin ir más lejos, el otro día identifiqué un ser verdadero, en un payés que dejó su trabajo a medias para enseñarnos un paso perdido por el campo que aligeró en varios kilómetros una caminata. El día se hizo más claro y más caliente.

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  11. Querida amiga Almatea me encanto leer tu entrada de post y te diré que todos alguna vez en la vida hemos empezado de niños o de mayores a escribir un diario y luego se ha quedado olvidado en un rincón en el tiempo y en la memoria.
    Para mi es aburrido escribir un diario pues es una forma de esclavitud personal diaria jejeje

    Besos de MA para ti ,mil gracias por dejar grata huella en mi blog, tu blog amigo.

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  12. Ma, pues es verdad que escribir un diario requiere disciplina y no todas estamos dispuestas a dedicarle tiempo a reflexionar sobre nuestras andanzas.

    Un abrazo

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  13. Memorias, diarios, correspondencia, auto-ficción...por ahí van mis preferencias actuales; sin olvidar que, siempre, añado un pellizco de poesía de nuestro siglo de oro. Supongo que lo difícil radica en conjugar las ganas de vivir con los deseos de escribir cosas de la vida real, sin trama y sin final. A sus "pieses".

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  14. La trama es una invención, un espejismo con el nos convencemos de que la historia es lineal -y no me refiero sólo a la trama literaria- ¿Dónde está el principio y dónde el final en la vida?

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  15. "Es lo que llevo en mi de desconocido lo que me hace yo" me encanta esta frase!!!! voy a memorizarla, por supuesto remitiéndotela...
    si me permites intentar contestar tu última pregunta, siempre he dicho que la vida es una sucesión incesable, en bucle, de "principios y finales" de sucesos alternándose caprichosamente...

    un placer pasar por aquí

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  16. María, la frase no es mía,hay que agradecersela a Enrique Vila Matas que la escribe en su novela El mal de Montano. Un bucle, al estilo de la película El día de la marmota, así estamos dándole vueltas a la vida, a veces el bucle se convierte en lazo con nudo, y entonces es cuando hay que escribir - o cantar o levantar la Torre Eiffel con palillos- para desatarlo.

    Un abrazo.

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  17. Yo en mi diario escribía obsesivamente temas de gran profundidad: el menú escolar, ya lo sabes. Era tan malo que tenía que quedar constancia.
    Solo pensarlo ya me viene a la cabeza el olor rancio del comedor, argh, qué asco.

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  18. Sí,lo sé,pero no todo era malo en tu diario. Anotaste a las siete años una receta para hacer bizcocho y magdalenas; esa fue tu gran contribución a la tecnomegaloidecocina que tan de moda está ahora. Y el bizcocho está muy rico.

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  19. Me encanta la frase de Monsieur Teste...

    A mí de pequeña me llamaban "La escritora", siempre llevaba un cuardeno conmigo donde anotaba todo lo que se me ocurría (aún lo hago), pero pronto pasaron a llamarme "La egiptóloga", no hace falta que explique por qué, jeje.

    Cuando mencionaste el botafumeiro en tu comentario, recordé (también cuando era peque), la primera vez que lo vi en el Monasterio de Sobrado de los Monjes, impresionante.

    Que tengas un buen día, besos!

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  20. Gracias, Marga. Un niña con cuaderno y anotando en él lo que ve, sus reflexiones o lo que le venga en gana es indicio de que en el futuro, esas anotaciones serán la materia prima de recreaciones literarias -o entrenamiento para contar la historia egipcia.

    Un gran abrazo.

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