lunes, 21 de junio de 2010

Compás binario




En el salón de baile, ella intentaba recordar cómo era aquel compás que hizo famosa a su amiga, años atrás, en aquel mismo hotel. Los brazos le colgaban rígidos, sin un triste balanceo, mientras sus pies se movían dos pasos derecha, cruce de piernas y otros dos pasos a la izquierda ¿o era al revés? Cerraba los ojos para concentrar su atención en seguir el ritmo pero tanta introspección malograba sus movimientos, los hacía lentos, precavidos, como si estuviera inspeccionando la calidad del suelo que pisaba

Sonaba una canción antigua en el órgano multifunción que tocaba un hombre, con un lápiz de IKEA entre los labios, la mina en la lengua porque estaba dejando el tabaco y el grafito no sólo le sabía rico, sino que le daba energía suficiente para  tocar el tema de Lara dos veces por noche.

Ella, a pesar de tener los ojos cerrados, notaba todas las miradas.  Sí,  la contemplaban intrigadas  media docena de parejas sentadas en torno a las mesitas, un poco impacientes porque hacía casi una hora que esperaban la actuación del Mago Sarkov.  Ella entreabrió un ojo, el izquierdo que era el que menos dioptrías tenía y fue en ese breve instante cuando él se acercó, la tomó del talle con suavidad, susurrándole: Palmira  van a dar las once, es nuestra hora.
-Ya, pero por lo que más quieras te lo pido: hoy  no me tires los cuchillos que se ha atascado  otra vez el motor de los brazos. 


4 comentarios:

  1. No le auguro un futuro demasiado prometedor a la buena de Palmira...
    Lo del lápiz de Ikea lo mismo lleva nicotina en la mina -para que vayamos a por más y, de paso, a por sillones y mesas camillas-.

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  2. Ay como me gusta lo que escribes y como escribes, siempre me conmueves y mueves algo muy sutil dentro de mi!.

    gracias por dar tanto!

    Un abrazo muy grande

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  3. Marieta, las apariencias engañan, eso es bien sabido.Me parece que Palmira es una triunfadora como no hay otra.


    Tati, creo que existe algo así como una ley de reciprocidad oculta pero muy palpable; gracias a tí, por la sensibilidad con la que me lees.

    Un gran abrazo.

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  4. ESCRIBO CON LÁPICES QUE MANGO EN IKEA. POR CIERTO, EN CADA VISITA QUE HAGO A LA NADA SUECA, ENCUENTRO QUE SON DE MINA MÁS DURA, MENOS DÚCTIL...

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