viernes, 5 de junio de 2009





Ehrich Weiss, hijo de un rabino de Budapest, huyó a los nueve años de su casa para unirse a un circo ambulante y por si ese trabajo no fuera suficiente, a los once años se hizo cerrajero. A las habilidades innatas del hijo del rabino se añadió el meritoriaje en un oficio que más tarde le sirvió para convertirse en el mejor escapista de la historia. No había cerradura que se le resistiera. El ilusionista cambio su nombre por el de Harry Houdini, inspirado el nombre artístico por el mago francés, nacido en 1805, creador de muñecos autómatas y relojero de profesión Jean Eugène Robert Houdin que murió en 1871 y autor de la reparación mecánica, en 1865, de La joueuse de Tympanon, una extraordinaria creación que había pertenecido a María Antonieta.
El famoso Harry Houdini fue un excepcional criptólogo, desveló la falsedad y la estafa de los mediums y del negocio espiritista tan de moda a principios del siglo XX. El 1 de noviembre de 1926 Harry Houdini moría víctima de uno de sus desafíos: un boxeador le golpeó el abdomen a instancia del propio ilusionista, unos días más tarde fue ingresado en el hospital donde se comprobó que el golpe le había roto y gangrenado el apéndice.

Fotos, Library of Congress.
Imagen de la Joueuse de Tympanon Conservatoire National des Arts et Mètiers de France

4 comentarios:

  1. Esta claro, nadie debe sobrepasar sus propios limites. El problema estriba en saber cuáles son estos limites.

    Muy ilustrativas estas "vidas ejemplares".

    Ave Amaltea.

    ResponderEliminar
  2. Efectivamente, conocer nuestros límites y sobrepasarlos sólo en caso de legítima defensa ése es un precepto muy útil para manejar la vida. Ave.

    ResponderEliminar
  3. Y para qué quería que le pegasen?

    ResponderEliminar
  4. Porque entre sus habilidades estaba resistir cualquier golpe en su cuerpo por más fuerte que fuera, lo que ocurrió es que el boxeador lo pilló por sorpresa y no tuvo tiempo de prepararse el truco y aguantar el puño.Vulgar final para uno de los grandes magos de la histora.

    ResponderEliminar